Una preocupación muy habitual en los padres/madres; las técnicas de estudio así como los hábitos lectores. A continuación, algunas claves.
Qué favorece los hábitos de estudio.
El silencio. O al menos, un ambiente tranquilo y sosegado, sin prisas ni ruidos excesivos.
Un lugar atractivo. Sin distracciones, pero con todo lo necesario para el estudio a mano (libretas, lapiceros, calculadora, libros, etc.) Si además podemos añadir artículos de papelería que el niño o la niña valoren positivamente, como un estuche con sus dibujos favoritos, o una pelota antiestrés, el lugar será aún más apetecible.
La confianza. Que los padres y madres confíen en las facultades y responsabilidad de los hijos/as, siempre acordes con su edad, favorecen las rutinas de estudio y la motivación por parte de los/as niños/as.
La implicación en la escuela. A través del AMPA, con visitas regulares al tutor/a, o con reuniones periódicas con los profesores por interesarnos por los progresos de los/as niños/as, aunque su rendimiento sea excelente. Los/as niños/as han de saber que nos preocupamos de su rendimiento escolar y que tenemos una buena comunicación con los y las profes.
La organización en rutinas. Es más fácil sacar unos tiempos de estudio estructurados que hacerlo a distintas horas. Por ello, es conveniente que aconsejemos a los/as niños/as estudiar a primeras horas de la tarde, o nada más llegar del colegio (quizás con un breve descanso para merendar/almorzar), para que luego puedan disfrutar de tiempo libre. Poner una actividad muy atractiva después del estudio, a modo de premio, también ayuda.
2. Algunas técnicas de estudio.
Una vez establecidos unos hábitos y rutinas de estudio, podemos aplicar técnicas según el tipo de deberes que tengamos:
-Estudio memorizando. A veces puede ser muy aburrido y poco motivador. podemos darle la vuelta y transformarlo en un divertido juego. Se puede animar al niño/a a estudiar dándole un tiempo mínimo que mediremos con un cronómetro o reloj de arena (por ejemplo, "tienes 5 minutos para aprenderte ese listado)", y, después comienza el concurso. Por ejemplo, podemos hacer un concurso de preguntas y respuestas con puntos, y un premio si lo pasa. También se puede hacer un bingo de vocabulario, elaborando unos sencillos cartones con los conceptos a aprender, y poniendo papeletas en un cubilete. Ejemplo: en el cartón tenemos las capitales del mundo (tres o cuatro), y en el cubilete, los países. Según se vayan sacando, el niño o la niña tiene que reclamar el que coincida con su capital, y ponerlo en el cartón. Cuando tenga los tres o cuatro del cartón, cantará bingo. Si jugamos contra él, tendrá más emoción.
Para los/as niños/as muy activos con gran demanda de actividad física, existen innumerables variantes. Por ejemplo: hacer un circuito de cojines y poner al final un timbre, formular la pregunta y que el/la niño/a tenga que recorrer el circuito, tocar el timbre, subirse a una silla y contestar correctamente en el tiempo estipulado (por ejemplo, para ganar puntos, tiene que hacerlo en menos de 15 segundos). Si , por ejemplo, llega a 10 puntos, tendrá premio. Si no... ¡a seguir estudiando!
La idea es que estos juegos se planteen cuando los/as adultos/as le "preguntamos" al niño/a la lección, pero también puede aprender técnicas divertidas para memorizar él solo, como canciones, tablas de listados con dibujos, quinielas, o elaborar su propio juego de mesa con el tema del cole que le toque (Juego de la oca con el Tema 5, por ejemplo).
Estudio comprensivo. Normalmente, suele ser una mezcla de ambos, ya que suele tener una parte importante memorística, pero no se limita a listados, como las capitales del mundo o las tablas de multiplicar, sino que es necesario entender el contenido además de memorizarlo. Una técnica muy útil es que el niño o niña imagine que él/ella es el/la profesor/a, y los papás son alumnos/as. Durante su rato de estudio, se está "preparando la clase", y luego la tendrá que explicar a sus alumnos y responder a sus dudas. Es importante que nos metamos en el papel, y que incluso demos herramientas de apoyo como pizarra o tablet, y un escritorio donde dejar su material. La clase tiene que tener una duración.
Otra técnica para este tipo de estudio es el "explícalo con tus propios palabros". El niño o niña, al finalizar el estudio, tiene que explicarlo con sus palabras, bien para sí mismo, bien para la familia. Puede emplear términos "graciosos" o muy coloquiales, en clave de humor. Variantes de esto son: hacer cómics con el tema estudiado, un dibujo, o una hoja de pasatiempos, con sopas de letras, las siete diferencias, crucigramas y laberintos, por ejemplo.
Deberes para casa. De mates, lengua, conocimiento del medio... o de primaria y secundaria, siempre hay tareas para realizar en casa que no son el estudio memorístico propiamente dicho. Para esto viene bien el cuadrante de horarios de deberes que puede elaborar él mismo con colores y dibujos sugerentes, y que estará colgado en la pared enfrente del escritorio de estudio. Así, tendrá un horario para los deberes de mates, otro para lengua, etc.
Cuando empiezan a acumular mayor carga de tareas, puede ser más motivadora la técnica del estudio-recompensa. La recompensa puede ser el mero descanso. Ejemplo: Se empieza por los deberes que más le cuestan o que menos le gustan, se sigue por los que le encantan y se termina por los que le gustan o disgustan moderadamente. Entre una y otra tanda de deberes, se hace un descanso en el que el niño puede ir al salón a compartir con los padres un rato de juego, tele o lo que sea. También puede cortar para dar un paseo o bajar al parque media hora. En el caso de adolescentes, pueden hacer lo que les agrade, incluyendo un paseo o algo de ejercicio. Lo mismo entre los deberes intermedios y los últimos, solo que los tiempos de descanso bajan de media hora a cinco minutos; y finalmente, cuando han terminado todos los deberes, se pueden dar una recompensa a sí mismos, que estará puesta en el cuadrante (escuchar su canción favorita, leer su libro favorito, jugar a un videojuego que les encante, salir con los amigos...etc.). Los padres, por nuestro lado, felicitamos al chico/ la chica por el esfuerzo realizado y les damos vía libre para que se recompensen.
Técnicas generales para estudiar:
-Se empieza por lo que menos gusta, se sigue con una actividad muy atractiva, y se termina por algo intermedio.
-Subrayar y hacer esquemas puede resultar muy útil para niños/as con una memoria muy visual, o para aquellos con problemas de atención, aunque no a todos/as los/as niños/as les gusta ni funciona por igual.
-Para niños/as con dislexia, el apoyo extra tecnológico (escuchar audios, los textos destacados, etc) serán imprescindibles.
-Se leen los enunciados enteros hasta estar seguro de haberlos comprendido. Luego, se empieza a realizar la actividad. Si nos quedamos atascados en una pregunta, continuamos a la siguiente. Cuando hayamos finalizado, volvemos a repasarlo todo, incluyendo las preguntas más difíciles que no supimos resolver. Esto es particularmente útil en los exámenes.
-Se pide ayuda (profesor, hermanos/as padres), cuando se ha intentado primero resolver por uno/a mismo/a.
-Se felicita a sí mismo por el trabajo bien hecho. Es importante reconocer el propio mérito del esfuerzo realizado, así como reconocernos la necesidad de descanso y esparcimiento, dándonos ratos de disfrute y de experiencias gratificantes. ¡Esto vale para niños/a y adultos!
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