Acosador/a, acosado/a o testigo/espectador/a... tu hijo/a ha podido estar en cualquiera de estas situaciones, o incluso, sí: en las tres sucesivamente.
Algunos signos de alarma son los siguientes (más probable si se dan tres o más ).
Signos de alarma de que nuestro/a hijo/a pueda estar sufriendo acoso escolar:
Cambios repentinos en el estado de ánimo (más triste y reservado/a, irritable).
Empeoramiento del rendimiento académico sin explicación aparente.
Cambios en los hábitos de alimentación o sueño.
No hablar cuando antes era comunicativo/a.
Cambio radical y repentino en la ropa, solicitarnos que le compremos ropa, y enfadarse si nos negamos.
Hacer comentarios negativos de sí mismo/a como: “soy un inútil”; “soy una aburrida"...etc.
Explosiones de ira o llanto sin motivo aparente.
Conducta más agresiva o autodestructiva.
Cambio de amigos/as o quedarse sin ellos/as
No disfrutar de las actividades que antes le gustaban.
No querer ir al colegio/ instituto
Estar contento/a el fin de semana, pero el domingo por la tarde llorar o ponerse triste.
Perder a menudo sus objetos personales en el colegio, o romperlos
Estar obsesionado/a con las vacaciones
Tener dolores inexplicables de tripa, de cabeza, o malestar que le impiden ir al cole con frecuencia, y en el centro de salud no le encuentran nada específico.
Hacer “pellas” o “novillos” cuando no es propio de él/ella
Nos llaman del colegio para decirnos que ha empujado o pegado a otro niño/a, cuando nunca antes lo había hecho.
Algunos signos/señales de alarma de que nuestro/a hijo/a pueda estar ejerciendo acoso o violencia sistemática son:
Llegar a casa con objetos que no son suyos y poner excusas del tipo “me lo han regalado", "me lo han dejado..."
Cambio de grupo de amigos/as- iguales
Dejar de ser amigo/a de un/a niño/a con el que antes se llevaba muy bien sin motivo aparente, y hablar despectivamente de él /ella cuando se le pregunta acerca de ello.
Tiene buen estado de ánimo, aunque se enfada o frustra con facilidad.
Baja tolerancia a la frustración, no soporta perder en los juegos y cambia de juego o reglas cuando esto sucede.
Necesita ser en todo momento el centro de atención, recurriendo a un mal comportamiento si hace falta para conseguirlo.
A veces, recurrir a la violencia para resolver sus problemas
A menudo justificar situaciones de violencia en otros/as o en películas o series.
Tiene bastantes amigos/as y parece el líder
Hace comentarios despectivos sobre otros/as compañeros/as o sobre características que ve como defectos
Le importa mucho el qué dirán, aunque parezca muy seguro/a
Puede tener habilidades sociales y relacionarse muy bien con adultos/as, aunque tiende a ser “mandón” con sus iguales
No quiere que veamos sus mensajes, ni que escuchemos mientras habla por teléfono.
Cualquiera de estas señales te puede indicar también que tu hijo/a está siendo testigo / espectador de la violencia, y participar de ella bien permaneciendo callado/a, bien riéndose o promoviéndola. Pero, además, algunas señales a tener en cuenta en espectadores/as son:
Es bastante influenciable y está pasando por una fase en que le importa en exceso el qué dirán, mostrando un desproporcionado interés e inseguridad acerca de su físico, su forma de vestir o de actuar, con comentarios del tipo : "no quiero parecer el tontito/el friki/el pringao".
Suele socializar rápidamente con líderes o con niños/as con una fuerte personalidad, se siente atraído por ellos/as o siente que lo protegen o lo hacen parecer menos débil.
A pesar de que los cambios de personalidad de estar con los padres a estar con el grupo de iguales son muy normales, si estos son exagerados o no "reconocemos" en absoluto a nuestro/a hijo/a cuando le observamos con sus amigos/as, o incluso cuando solo se comporta así en un determinado grupo y no con otros/as amigos/as, primos/as, etc., también es un signo a tener en cuenta de que pueda estar presenciando o participando en el acoso.
Tiene más ansiedad de la normal, aunque parezca alegre o eufórico/a.
Le gustan cosas opuestas, cambia de opinión o valores y/o disfruta con actividades incompatibles con las que tenía antes de manera muy repentina y radical. Por ejemplo, hace comentarios machistas de la noche a la mañana, cuando siempre ha sido pacífico y ha defendido la igualdad, y ha recibido esa educación en casa.
Recuerda que una buena prevención comienza desde casa, trabajando en equipo con la escuela y no consintiendo el silencio o la pasividad ante el acoso. Sin juzgar, podemos ayudarles a aprender de sus errores y asumir las consecuencias de sus actos, o mostrarles nuestro apoyo cuando sean víctimas.
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