Supone un mundo. Entre conseguir importantes mejoras y dar calidad de vida, a que el/la niño/a atraviese por dificultades de lo más diversas.
¿De qué hablamos cuando decimos "atención temprana"? De la atención que se presta al periodo especial que atraviesa todo ser humano entre los 2 y 6 años de edad, y, en especial, entre los 2 y los 3, en el que el cerebro adquiere una plasticidad especial y muchos trastornos o dificultades de aprendizaje, cognitivas y psicomotrices se pueden revertir por completo, mejorar en gran medida, o llevar a cabo las compnesaciones necesarias para reducir o eliminar su impacto negativo. Ahí al importancia de la detección y atención temprana, para "coger a tiempo" cualquier dificultad que pueda tener el/la niño/a.
No obstante, muchos trastornos y dolencias no se pueden diagnosticar completamente hasta una edad un poco más avanzada, por lo que a observación en casa se hace aún más imprescindible.
Cuando hablamos de dislexia, nos referimos a un problema de aprendizaje en la lectoescritura que no tiene que ver con empezar a leer tarde, o al menos no necesariamente. En primer lugar, el niño o la niña nace con esta dificultad, ya que tiene una base neurológica, y no tiene cura. Lo que sí se puede es mejorar en gran medida trabajando, desde muy pequeños, la conciencia fonológica y otras habilidades importantes en lectoescritura.
¿En qué debemos fijarnos?
Antes de que el niño/a empiece a leer, en torno a los 2-3 años, podemos observar cuánto interés demuestra por las letras y por el lenguaje en general: juegos de palabras y trabalenguas, el abecedario, libros de cuentos, etc. Debemos intentar fomentar su curiosidad y sus ganas de aprender a leer, con actividades cotidianas como leerle un cuento; pero en lugar de contarlo de frente a él/ella, hacerlo metidos en la cama o sentados en el sofá a su lado, de manera que sea él/ella mismo quien pase la página y marque los ritmos de lectura, señalando a los dibujos y preguntando cosas. Nos aseguraremos de que, de vez en cuando, preste atención a las letras y le indicaremos cuál es cada una, aunque no lo entienda aún.
Cuando se acerque la edad de las primeras lecturas, y comienza a ir al colegio (en torno a los 4-5 años), debemos estar presentes en su aprendizaje de las letras y sonidos. Abecedarios de luces, juguetes de letras y palabras, nos ayudarán a despertar su interés; mientras juegan, podemos acompañarlos y fijarnos en lo siguiente:
-Si al niño/a le cuesta mucho asociar un sonido a una letra, especialmente a los más sencillos para ellos como las vocales, o la M, la P, la T, la C y la S. Si, por ejemplo, le cuesta entender que la M es el sonido de "Mamá"; o que suena "mmmmm", y, aunque se lo repitamos, parezca no asociar "sonido y letra"; o la siguiente vez confunda de nuevo la letra con otro sonido.
-Si el/la niño/a se cansa muy pronto de hacer intentos de aprender las letras, incluso cuando la actividad es muy atractiva y los juguetes muy llamativos.
-Si detectamos que le cuesta asociar sonidos con palabras cuando lee, pero no tanto cuando habla.
En torno a los 5-6 años, el niño/a ya tiene que ser capaz de escribir su nombre, así como algunas palabras sencillas. Podemos evaluar lo siguiente:
-Escribe con muchas equivocaciones a dictado. Procura que, en casa, no escriba solo copiando, sino también "al dictado". Es decir, que en lugar de ver un texto y copiar letra por letra lo que ve, también le podemos solicitar "escribe ahí maleta". Por lo general, tendrá dificultades para traducir los sonidos en letras.
-Le cuestan las enumeraciones y secuencias de letras, como por ejemplo, el abecedario. Confunde a menudo el orden y olvida letras con facilidad.
A partir de esta edad, lo que sobre todo notaremos en el/la niño/a es que lee más despacio que el resto de niños/as de su edad, y, aunque entiende lo que lee, no lo hace ni con el ritmo ni la entonación adecuados.
Por tanto, si vemos estos signos lo ideal es acudir a un logopeda o al equipo del colegio que lleve las adaptaciones, para informarnos de cómo proceder. Si todavía es muy pequeño/a, no está de más que consultemos con un/a profesional para que nos ayude a facilitar ejercicios y dinámicas al/la niño/a para que su dificultad se reduzca antes de la escolarización (donde se tendrán que llevar a cabo adaptaciones), y antes de que pueda ser diagnosticado/a y atendido/a en la consulta logopédica para disminuir el impacto de a dislexia,
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